jueves, 20 de agosto de 2015

Siempre reinarás

Otro día como ayer, parece. Otro día de necesitar a ese alguien. , a ese alguien que te tira al abismo. Ese mismo que es imposible dejar de extrañar. Ese alguien que aparece y desaparece.
Que cuando aparece crees no necesitarlo, pero que cuando desaparece el abismo se hace cada vez más y más grande, cada vez más dolorosa la caída. Cuando desaparece te das cuenta de que lo necesitas. Y mucho.
Y sin embargo, te ponés a pensar ¿Él me necesitará como yo a él? Y obvio, te das cuenta que no. Él hace su vida normalmente, sin culpas, sin remordimientos, sin todo eso que vos sentís cuando lo tenés lejos. Él está en otra, no siente que te extraña, no siente que te quiere, no siente que te necesita, no siente celos(!!!!!!!), no siente nada que tenga que ver con vos. Imposible negarlo, eso es lo que peor te cae a vos, es sin duda, lo que más te hace extrañarlo. Ahí es cuando caes en que lo que pasó para él ya pasó, y vos seguís, seguís ahí revolviendo el pasado, tratando de que vuelva, lo cual no pasa ni va a pasar y lo sabés. Pero, ¿De qué manera hacés que tu cabeza, o quizás tu corazón, lo entiendan?
Y así pasás las noches, pensando antes de dormir, diciéndole a tus amigos cuánto lo extrañás y cuánto no te extraña él... Te comés la cabeza dudando si hablarle o no, queriendo decirle de verse. Pero claro, ¿Cómo no tener ese pensamiento de "y si le molesta que le hable?"? O el simple hecho de saber que no quiere que le hables... ¿Cómo hacer que desaparezca ese nudo en la garganta, ese dolor en el pecho, cada vez que te acordás de él? Imposible.
Y después tenés a esas personas hermosas al lado, capaces de hacerte feliz, de hacerte bien, de darte un abrazo cuando lo necesitás, de estar con vos aunque no tengan nada para decirte, sólo acompañándote. Esas personas que merecen estar con vos, que merecen que las quieras, que las extrañes, que te ocupes y preocupes por ellas. Esas personas que indiscutiblemente, son las personas que valen la pena.
Y a pesar de todo, es imposible dejar de extrañarlo, teniendo o no, a esas personas al lado.

Como diría un grande del rock, pensando en vos siempre, siempre extrañandote.

martes, 18 de agosto de 2015

Hoy sólo habla el silencio, hoy sobrevive el dolor

Hoy, hace exactamente un año, estaba empezando mi viaje, estaba empezando EL viaje. Hoy, hace un año, empezaba todo, me empezaba a dar cuenta que lo que más necesitaba al lado no era eso o ese alguien que estaba siempre, siempre tan lejos. Lo único que necesitaba era eso que siempre tuve al lado, ese alguien que fue mi sostén durante cinco años, ese alguien que me hizo entender cientos de cosas y que hizo lo imposible por verme bien. Hace un año, entendía que lo único que me faltaba, no me faltaba realmente, sino que lo tenía pero que lo veía justamente de la forma que no debía, que tenía que mirarlo con otros ojos. Y así fue, después de esos diez días, así fue. Así de bien estuvimos, hasta que finalmente llegó el momento, llegó el día en que tenía que demostrarle y sobre todo, demostrarme a mí que realmente creía que era la persona correcta para ocupar ese lugar. Y sí, llegó, y pasó. Y así como pasó, también pasó lo que había entre los dos. Un día, se terminó. Ojo, jamás terminó ni aún el día de hoy termina realmente.
Hoy, un año después, me doy cuenta de que cuando terminó fue como caer a un abismo. Caer, caer y caer, y nunca tocar el suelo. Y mientras seguís cayendo, un año después, entendés que cada segundo de caída es un recuerdo de esos, esos que te carcomen la cabeza antes de dormir, esos que te hacen pensar una y mil veces "qué habría pasado si..", esos que te hacen bien, y a la vez te hacen mal, que te ponen feliz, y a la vez te ponen triste, esos que te quedan para siempre en la cabeza y a la vez muy dentro del alma, esos que te sacan una increíble sonrisa, una sonrisa de esas enormes, que van de oreja a oreja, pero claro, no puede faltar ese nudo en la garganta que te hace acordar que esos momentos ya pasaron y que no hay forma de repetirlos. Porque quieras o no, no se van a repetir, hoy, sí, hoy de hoy presente, no hoy hace un año, hoy se terminó lo que se daba, no vamos a decir que se terminó todo, porque no es así. Pero sin duda, lo más lindo se terminó, ya no hay momentos que sos feliz y que son para recordar. Ahora hay momentos en que estás o la pasás bien, pero son ratos, un par de horas a la semana, quizá al mes, son momentos lindos y feos, que te llenan el alma por un ratito y después te hacen caer en ese abismo infinito, que no termina, que nunca llegas a caer.
Y ahí es cuando aparece alguien con un paracaídas y te salva, no? Sí, así como en las películas, en los dibujitos, aparece ese alguien para rescatarte de esa caída directa al piso, directa a quebrarte en mil pedazos, más interna que externamente, obvio.
Y cómo haces para saber si esa persona que te rescató no va a hacer lo mismo que la primera? Cómo saber si te rescata durante un tiempo, y otra vez te deja caer en el abismo? Supongo que ahí es cuando crees que todo va a ser diferente, que la persona que te salvó es diferente, pero con esa duda que te vive comiendo la cabeza antes de dormir. Y esa duda, sin dudarlo, te hace hacer muchísimas cosas, que muchas son malas. Y hablando de dudas, no hay duda de que lo peor es recaer en la primer persona, de vez en cuando haciéndote mal a vos, porque eso es lo único que hacés. Casi como si te gustara eso de caer por el abismo infinito, para probar si te siguen rescatando en el medio de la caída o si finalmente te la vas a dar contra el piso.
Y ahí es cuando un año después, justo un año después, te ponés a pensar en todas esas cosas y te das cuenta de que el abismo no termina, que si bien nunca llegas al piso, cada segundo de la caída es peor, y te das cuenta de que el abismo no es infinito, ahí entendés que es distinto, entendés que el abismo se repite, como si fuera una película, es siempre igual, siempre caes por la misma razón, siempre por las mismas situaciones.

Hoy, un año después, puedo decir que tuve al lado a la persona que más me conocía interiormente, que me conocía de pies a cabeza, que se daba cuenta de las cosas con sólo mirarme, que estaba al lado mío buscando mi felicidad aunque eso implicara evadir la suya, esa persona a la que le pude confiar mi vida entera, y quizás un poco más. Hoy estoy feliz de haber podido tener a una persona así al lado mío, haber podido compartir las cosas más lindas al lado de él y haber podido llorar con él las más feas. Más allá de cuál sea la relación hoy, sé que jamás voy a encontrar a una persona que sea un cuarto de la increíble persona que él es, en todos los aspectos que imagines, es inigualable. Hoy, a pesar de todo, sigo firme en que arriesgaría cualquier cosa porque esté bien, porque sea feliz. Porque a pesar de las miles que me hizo y hace pasar, deseo con todo mi corazón, que sea una persona inmensamente feliz. Por sobre todo, sigo firme en que jamás va a haber una persona al lado mío que me banque como él lo hizo.
Hoy, después de un año, sigo amándolo cada día un poco más, a veces siento que debería ser al revés, porque se mandó las mil y un cosas para que yo casi que lo odie, pero me es algo totalmente imposible. Hoy, lo quiero. Hoy, lo necesito.